Tener tanto que decir y no
saber cómo empezar era el dilema. Cuenta
los abuelos que en otros tiempos declarar el amor por carta era todo un arte. Letra manuscrita impecable, ni muy a la derecha ni muy a la
izquierda, papel colorido y perfumado, adornos, dibujos, pétalos de rosa y posdatas llamativas formaban parte de los
innumerables requisitos.
Todo iba bien hasta que se
hacía indispensable explicar el motivo de la presente. El problema radicaba en
la composición del primer párrafo, era complicado y me ponía nervioso afirma
don Silverio, un ex trabajador ferroviario que conquistó a su compañera de vida
con la belleza de sus escritos, hace más de 40 años ¿Por qué se le dificultaba la escritura,
con tantos motivos para expresar su cariño?
Sabemos la respuesta y nos
identificamos con ella. Recordemos cuando luego de escribir una frase y
borrarla siete veces, nos dijimos a nosotros mismos “no se me ocurre
nada”. Escribir es
colocarse en evidencia, una exposición necesaria cuya finalidad intrínseca es
llegar al lector, sacudirle y provocarle reacciones movilizadoras. Si esto no
sucede, más muerto está el que escribe que el que lee.
¿Para que servían las cartas de
amor? Convencer al otro de ser su mejor opción y mostrarle una imagen favorable
y cálida a través de las palabras era grandioso, sin embargo, existía un propósito mayor: que
el simple gusto se convirtiera en compromiso.
Lo mismo que ocurre con los
escritos de amor sucede con el estilo que aplicamos en la redacción digital. Veamos por qué.
Escribir para personas y no para robots
La tecnología por sí
sola no reemplaza ni cubre por completo nuestra necesidad humana de estrechar
lazos y comunicarnos. Generar engagemet o compromiso no es simple, los datos y los indicadores de medición tampoco son suficientes. La clave está en
la personalización y la cercanía.
Un artículo de puromaketing señala que el cliente exige un trato
personalizado, desea que la empresa considere sus intereses y se preocupe
por él. “El
cliente no es un individuo que consume, es una persona”.
Escribir para las personas
cosiste en enamorarlas. Al respecto, Brian Clark recomienda:
- Redactar
la idea principal de distinta manera y repetirla.
- Exponer
razones desde la empatía.
- Escribir
contenido consistente.
- Citar
testimonios y referencias externas.
- Preguntar,
consultar, escuchar.
- Invitar
a formar parte.
- Contar
historias cercanas que causen interés.
- Escribir
para impulsar una acción.
- Motivar
y recompensar a largo plazo.
- Escribir
con creatividad y abrir espacios lúdicos.
No
es sólo marketing
Anahilarski.com |
Si el fin de la escritura engagement es promover compromisos entre las personas y no entre robots, el cuidado de las formas (ortografía, estilo y contenidos) debería acompañar el cuidado integral en la gestión del servicio. No es conveniente decir una cosa y hacer otra.
Una
estrategia global que soporte el contenido engagement es imprescindible. Creatiabusiness aconseja lo siguiente:
- Construir
relaciones dentro y fuera de la red.
- Identificar una red de contactos y clientes
satisfechos.
- Mantener una tención personalizada, oportuna y de calidad.
La ética, la vocación, la
trasparencia y la responsabilidad son valores que fortalecen el engagement. No
depende únicamente del marketing.
Una elocuente carta amorosa equivale a un
buen escrito digital. De todas formas, la palabra tiene mucho poder.
Enlaces de interés:
¿Qué es el egagement y cómo influye en las redes sociales?
Analítica Web 2.0 Midiendo en Engagement
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